Gris, con su pelaje atigrado, llegó primero y estableció las reglas de la casa: siesta es prioridad. Luego llegó Candy, la gata blanca y anaranjada, un torbellino de energía que convirtió cada juguete en una misión. Juntas, han elevado el nivel de adorabilidad al máximo, asegurando que su humano viva para servirlas desde 2020.
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Buscamos asegurar el máximo confort en el hogar, la constante atención humana y la provisión ilimitada de juguetes con plumas. Nos dedicamos a ser adorables, en contra de nuestra propia voluntad (casi siempre).